viernes, 23 de noviembre de 2012

Zayn Malik de One Direction: El Chico Malo

Un álbum que pretende. Mucho  constituye un empeño de ser tomado en serio y una manera de fallar. MoviewebEstereotipar a los componentes de un grupo es un clásico, siempre hay un tímido, el malote, el buenazo, el 'simpático', el que hace bromas, etc. En los 90 teníamos a las Spice Girls: la gimnasta, la pija o la picante. Ya bien entrados en el 2000 los One Direction son los chicos más solicitados del panorama musical y tenemos localizado a su malote, Zayn Malik.


De los cinco chicos, Zyan es el tatuado, el rebelde y gasta bromas a sus compañeros. Mira lo que le hizo al pobre Harry Stiles en una grabación. Casi lo deja ¡sin pantalones!!!
Y por si fuera poco, ahora, también sabemos que ¡fuma! Pero Zayn, que es malo para la salud... ¡Qué haremos con este chico! Zayn ya se ha coronado como el chico malo de los One Direction. ¿Os gusta?
 
‘chico de la banda’ no es algo que se quiera ser en 2012, especialmente cuando se sabe cómo termina invariablemente: inflados álbumes número tres, cuatro y cinco, luchas internas dentro del grupo, el incumplido deseo de ser tomado en serio. Y sigue, todavía, con la creciente rigidez de los miembros, desde el sueño dorado al acartonamiento. El esquema no es tanto un esqueleto al que se puede revestir de nueva piel y carne como una carrera predeterminada que ofrece respuestas mucho antes de que se formulen preguntas. Todas esas etapas pueden recorrerse velozmente, también, y parece que One Direction está corriendo a través de su período de gestación en pos de la magia que aguarda del otro lado. La banda lanzó su segundo álbum, ‘Take Me Home’ (Syco/Columbia), apenas un año después del primero, que ya ha ganado el disco de platino (ocho meses si se tienen en cuenta las fechas de lanzamiento en

Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: http://www.elcomercio.com/entretenimiento/musica-One_Direction-pop_0_814718672.html. Si está pensando en hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. ElComercio.com
fenómeno juvenil británico Un álbum que pretende. Mucho constituye un empeño de ser tomado en serio y una manera de fallar. Movieweb Ampliar Un álbum que pretende. Mucho constituye un empeño de ser tomado en serio y una manera de fallar. Tiempo de lectura: 4' 30'' No. de palabras: 731 El País de Uruguay, GDA Jueves 22/11/2012 Un ‘chico de la banda’ no es algo que se quiera ser en 2012, especialmente cuando se sabe cómo termina invariablemente: inflados álbumes número tres, cuatro y cinco, luchas internas dentro del grupo, el incumplido deseo de ser tomado en serio. Y sigue, todavía, con la creciente rigidez de los miembros, desde el sueño dorado al acartonamiento. El esquema no es tanto un esqueleto al que se puede revestir de nueva piel y carne como una carrera predeterminada que ofrece respuestas mucho antes de que se formulen preguntas. Todas esas etapas pueden recorrerse velozmente, también, y parece que One Direction está corriendo a través de su período de gestación en pos de la magia que aguarda del otro lado. La banda lanzó su segundo álbum, ‘Take Me Home’ (Syco/Columbia), apenas un año después del primero, que ya ha ganado el disco de platino (ocho meses si se tienen en cuenta las fechas de lanzamiento en EE.UU.). Es enloquecedor a un nivel algo más bajo, pero no mucho, que Justin Bieber o Taylor Swift, un generador de histeria para adolescentes de sexo femenino que aún no han decidido que la histeria no les sienta. One Direction tendrá pronto su propia tienda en la Herald Square de Nueva York. También se dispone a filmar una película, naturalmente en 3D, que será dirigida por Morgan Spurlock. Ya ha firmado contrato para conciertos en grandes espacios como el Madison Square Garden, y solamente necesita material. Las canciones, bueno, son apenas el carbón que mantiene el navío en movimiento. Y ‘Take Me Home’ muestra lo que pasa cuando la delantera del equipo está en piloto automático y la defensa hace todas las jugadas. El futuro Dicho esto, no es imposible que la música de One Direction tenga futuro, nueva variante de los tradicionales arquetipos ‘teen-pop’ o incluso algo un poco más inteligente, como lo fue el debut del grupo ‘Up All Night’. Pero este nuevo álbum es más mecánico que el anterior. Incluso en sus mejores momentos, ‘Take Me Home’ resulta rítmicamente poco sofisticado y más limpio que mucho producto pop de la empresa Disney. Todos los integrantes de la banda (Harry Styles, Niall Horan, Zayn Malik, Louis Tomlinson, Liam Payne) tienen voces diferentes pero básicamente intercambiables. Solamente Malik se distancia vocalmente del resto con cierta regularidad. Las estrofas de muchas canciones son las mismas, pop metronómico con resonancias rockeras. A veces, como en Live While We’re Young y Last First Kiss, proporcionan una suerte de satisfacción similar a la de la comida rápida, robusta, familiar y nada problemática. En muchos casos, el modo como suenan las sílabas es más importante que lo que se dice. Las canciones producidas por Julian Bunetta, que conceden mayor margen a la respiración y dan a los cantantes la oportunidad de lucirse vocalmente, están entre las mejores del álbum, especialmente la triunfalmente caótica I Would, con su reconocimiento “no puedo competir con tu novio, tiene 27 tatuajes”. Dada la fragilidad del material, uno termina fijándose en cuáles canciones contienen las alusiones más picarescas. “Si no quieres hacerlo lentamente/ Y no quieres llevarme a casa/ Baby, di yeah, yeah, yeah, yeah, yeah”, cantan los muchachos en Kiss You. Ya tienen dos álbumes en su haber, y One Direction no ha mostrado mucho interés en salir de su espacio particular. Más alternativas Otras direcciones. Tal vez el inteligente ‘club-soul’ de Jessie Ware, o la sensual danza pop de Katy B, o estilos americanos más tradicionales. En el lado luminoso, hay todavía muchos errores que pueden cometer. Coherencia. El curioso énfasis en los esquemas rítmicos de la música de Ed Sheeran resultan inusualmente grumosos en manos de un grupo tan pulido como One Direction. También les da a los muchachos canciones que de ningún modo parece que hubieran sido pensadas para ellos. Ejemplo. Es lo que ocurre con el tema Little Things, que parece escrita para una pareja en crisis de edad mediana: “Tú sabes que nunca quise las arrugas en tus ojos/Cuando sonríes, te gustaron tu estómago o tus muslos/Los hoyuelos en tu espalda al final de la columna/Pero los he querido siempre”.

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fenómeno juvenil británico Un álbum que pretende. Mucho constituye un empeño de ser tomado en serio y una manera de fallar. Movieweb Ampliar Un álbum que pretende. Mucho constituye un empeño de ser tomado en serio y una manera de fallar. Tiempo de lectura: 4' 30'' No. de palabras: 731 El País de Uruguay, GDA Jueves 22/11/2012 Un ‘chico de la banda’ no es algo que se quiera ser en 2012, especialmente cuando se sabe cómo termina invariablemente: inflados álbumes número tres, cuatro y cinco, luchas internas dentro del grupo, el incumplido deseo de ser tomado en serio. Y sigue, todavía, con la creciente rigidez de los miembros, desde el sueño dorado al acartonamiento. El esquema no es tanto un esqueleto al que se puede revestir de nueva piel y carne como una carrera predeterminada que ofrece respuestas mucho antes de que se formulen preguntas. Todas esas etapas pueden recorrerse velozmente, también, y parece que One Direction está corriendo a través de su período de gestación en pos de la magia que aguarda del otro lado. La banda lanzó su segundo álbum, ‘Take Me Home’ (Syco/Columbia), apenas un año después del primero, que ya ha ganado el disco de platino (ocho meses si se tienen en cuenta las fechas de lanzamiento en EE.UU.). Es enloquecedor a un nivel algo más bajo, pero no mucho, que Justin Bieber o Taylor Swift, un generador de histeria para adolescentes de sexo femenino que aún no han decidido que la histeria no les sienta. One Direction tendrá pronto su propia tienda en la Herald Square de Nueva York. También se dispone a filmar una película, naturalmente en 3D, que será dirigida por Morgan Spurlock. Ya ha firmado contrato para conciertos en grandes espacios como el Madison Square Garden, y solamente necesita material. Las canciones, bueno, son apenas el carbón que mantiene el navío en movimiento. Y ‘Take Me Home’ muestra lo que pasa cuando la delantera del equipo está en piloto automático y la defensa hace todas las jugadas. El futuro Dicho esto, no es imposible que la música de One Direction tenga futuro, nueva variante de los tradicionales arquetipos ‘teen-pop’ o incluso algo un poco más inteligente, como lo fue el debut del grupo ‘Up All Night’. Pero este nuevo álbum es más mecánico que el anterior. Incluso en sus mejores momentos, ‘Take Me Home’ resulta rítmicamente poco sofisticado y más limpio que mucho producto pop de la empresa Disney. Todos los integrantes de la banda (Harry Styles, Niall Horan, Zayn Malik, Louis Tomlinson, Liam Payne) tienen voces diferentes pero básicamente intercambiables. Solamente Malik se distancia vocalmente del resto con cierta regularidad. Las estrofas de muchas canciones son las mismas, pop metronómico con resonancias rockeras. A veces, como en Live While We’re Young y Last First Kiss, proporcionan una suerte de satisfacción similar a la de la comida rápida, robusta, familiar y nada problemática. En muchos casos, el modo como suenan las sílabas es más importante que lo que se dice. Las canciones producidas por Julian Bunetta, que conceden mayor margen a la respiración y dan a los cantantes la oportunidad de lucirse vocalmente, están entre las mejores del álbum, especialmente la triunfalmente caótica I Would, con su reconocimiento “no puedo competir con tu novio, tiene 27 tatuajes”. Dada la fragilidad del material, uno termina fijándose en cuáles canciones contienen las alusiones más picarescas. “Si no quieres hacerlo lentamente/ Y no quieres llevarme a casa/ Baby, di yeah, yeah, yeah, yeah, yeah”, cantan los muchachos en Kiss You. Ya tienen dos álbumes en su haber, y One Direction no ha mostrado mucho interés en salir de su espacio particular. Más alternativas Otras direcciones. Tal vez el inteligente ‘club-soul’ de Jessie Ware, o la sensual danza pop de Katy B, o estilos americanos más tradicionales. En el lado luminoso, hay todavía muchos errores que pueden cometer. Coherencia. El curioso énfasis en los esquemas rítmicos de la música de Ed Sheeran resultan inusualmente grumosos en manos de un grupo tan pulido como One Direction. También les da a los muchachos canciones que de ningún modo parece que hubieran sido pensadas para ellos. Ejemplo. Es lo que ocurre con el tema Little Things, que parece escrita para una pareja en crisis de edad mediana: “Tú sabes que nunca quise las arrugas en tus ojos/Cuando sonríes, te gustaron tu estómago o tus muslos/Los hoyuelos en tu espalda al final de la columna/Pero los he querido siempre”.

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Un ‘chico de la banda’ no es algo que se quiera ser en 2012, especialmente cuando se sabe cómo termina invariablemente: inflados álbumes número tres, cuatro y cinco, luchas internas dentro del grupo, el incumplido deseo de ser tomado en serio. Y sigue, todavía, con la creciente rigidez de los miembros, desde el sueño dorado al acartonamiento. El esquema no es tanto un esqueleto al que se puede revestir de nueva piel y carne como una carrera predeterminada que ofrece respuestas mucho antes de que se formulen preguntas. Todas esas etapas pueden recorrerse velozmente, también, y parece que One Direction está corriendo a través de su período de gestación en pos de la magia que aguarda del otro lado. La banda lanzó su segundo álbum, ‘Take Me Home’ (Syco/Columbia), apenas un año después del primero, que ya ha ganado el disco de platino (ocho meses si se tienen en cuenta las fechas de lanzamiento en EE.UU.). Es enloquecedor a un nivel algo más bajo, pero no mucho, que Justin Bieber o Taylor Swift, un generador de histeria para adolescentes de sexo femenino que aún no han decidido que la histeria no les sienta. One Direction tendrá pronto su propia tienda en la Herald Square de Nueva York. También se dispone a filmar una película, naturalmente en 3D, que será dirigida por Morgan Spurlock. Ya ha firmado contrato para conciertos en grandes espacios como el Madison Square Garden, y solamente necesita material. Las canciones, bueno, son apenas el carbón que mantiene el navío en movimiento. Y ‘Take Me Home’ muestra lo que pasa cuando la delantera del equipo está en piloto automático y la defensa hace todas las jugadas. El futuro Dicho esto, no es imposible que la música de One Direction tenga futuro, nueva variante de los tradicionales arquetipos ‘teen-pop’ o incluso algo un poco más inteligente, como lo fue el debut del grupo ‘Up All Night’. Pero este nuevo álbum es más mecánico que el anterior. Incluso en sus mejores momentos, ‘Take Me Home’ resulta rítmicamente poco sofisticado y más limpio que mucho producto pop de la empresa Disney. Todos los integrantes de la banda (Harry Styles, Niall Horan, Zayn Malik, Louis Tomlinson, Liam Payne) tienen voces diferentes pero básicamente intercambiables. Solamente Malik se distancia vocalmente del resto con cierta regularidad. Las estrofas de muchas canciones son las mismas, pop metronómico con resonancias rockeras. A veces, como en Live While We’re Young y Last First Kiss, proporcionan una suerte de satisfacción similar a la de la comida rápida, robusta, familiar y nada problemática. En muchos casos, el modo como suenan las sílabas es más importante que lo que se dice. Las canciones producidas por Julian Bunetta, que conceden mayor margen a la respiración y dan a los cantantes la oportunidad de lucirse vocalmente, están entre las mejores del álbum, especialmente la triunfalmente caótica I Would, con su reconocimiento “no puedo competir con tu novio, tiene 27 tatuajes”. Dada la fragilidad del material, uno termina fijándose en cuáles canciones contienen las alusiones más picarescas. “Si no quieres hacerlo lentamente/ Y no quieres llevarme a casa/ Baby, di yeah, yeah, yeah, yeah, yeah”, cantan los muchachos en Kiss You. Ya tienen dos álbumes en su haber, y One Direction no ha mostrado mucho interés en salir de su espacio particular. Más alternativas Otras direcciones. Tal vez el inteligente ‘club-soul’ de Jessie Ware, o la sensual danza pop de Katy B, o estilos americanos más tradicionales. En el lado luminoso, hay todavía muchos errores que pueden cometer. Coherencia. El curioso énfasis en los esquemas rítmicos de la música de Ed Sheeran resultan inusualmente grumosos en manos de un grupo tan pulido como One Direction. También les da a los muchachos canciones que de ningún modo parece que hubieran sido pensadas para ellos. Ejemplo. Es lo que ocurre con el tema Little Things, que parece escrita para una pareja en crisis de edad mediana: “Tú sabes que nunca quise las arrugas en tus ojos/Cuando sonríes, te gustaron tu estómago o tus muslos/Los hoyuelos en tu espalda al final de la columna/Pero los he querido siempre”.

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Un ‘chico de la banda’ no es algo que se quiera ser en 2012, especialmente cuando se sabe cómo termina invariablemente: inflados álbumes número tres, cuatro y cinco, luchas internas dentro del grupo, el incumplido deseo de ser tomado en serio. Y sigue, todavía, con la creciente rigidez de los miembros, desde el sueño dorado al acartonamiento. El esquema no es tanto un esqueleto al que se puede revestir de nueva piel y carne como una carrera predeterminada que ofrece respuestas mucho antes de que se formulen preguntas. Todas esas etapas pueden recorrerse velozmente, también, y parece que One Direction está corriendo a través de su período de gestación en pos de la magia que aguarda del otro lado. La banda lanzó su segundo álbum, ‘Take Me Home’ (Syco/Columbia), apenas un año después del primero, que ya ha ganado el disco de platino (ocho meses si se tienen en cuenta las fechas de lanzamiento en EE.UU.). Es enloquecedor a un nivel algo más bajo,

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