lunes, 5 de diciembre de 2016

Paola E. Haiat



¿Han leído algún escrito de Paola E. Haiat?
Es una escritora muy joven que trasmite en sus escritos, frases, poesía muchas emociones que nosotros sentimos y que quisiéramos plantar de alguna manera muy hermosa.
Garganta de algodón
Es una página de Facebook en donde ella publica todo esto.
Por aquí les dejo algunos de sus escritos.


No se pueden marcar finales, ellos se construyen solos.
Vas diciendo adiós a cada beso que caminas y a cada paso que das sobre su piel. Es inevitable, como si ambos ya estuvieran conscientes de que están cayendo y se abrazaran para mantener el calor en lo que llega el impacto de frío que no cala los huesos sino el corazón.
Ambos corazones se despiden con latidos acelerados que ya no son de amor. Hasta que, lentamente, como para no despertar a un niño, la puerta se cierra y ambos tiran la llave.

—Paola E. Haiat
Tambien nos regala un poco de su poesia narrado por ella en una cuenta de Youtube
Les dejo uno de mis favoritos.

 
 Por aqui les dejo mas escritos.

Te dije que te amaba una noche de noviembre cuando empezaste a sentir retortijones en el estómago al verme. Te costaba distinguir entre amor y hambre, me dijiste y yo sólo reí. Esperaba un te amo de vuelta pero me quedé con la risa a mitad de la garganta entre todas mis palabras de amor y mis lágrimas.
Te tomé la mano una tarde de diciembre y tus dedos fríos rozaron mi piel como si fuera mármol. Estás helada, comentaste. Y cuando te iba a decir que me calentaras tomaste tu suét

er y me lo pusiste encima. Cómo si tus brazos no hubieran bastado para derretir el polo norte. Y me callé.
En silencio una tarde de febrero te besé. Cerraste los ojos y los apretaste como si te hubiera insertado una bala y me pregunté si te había atravesado el corazón o la garganta, porque no dijiste nada. Y caminamos rozándonos los dedos.
Hasta que, finalmente, una tarde de marzo te pregunté cómo nos llamábamos. Me dijiste mi nombre seguido por el tuyo, y te pregunté quiénes éramos juntos. No alcanzaste a decir un nosotros y caminamos hombro a hombro sin tomarnos las manos. Y te iba a decir que tenía frío pero no llevabas suéter y tus brazos parecían una solución amarga.
Me dejaste en casa y lloré toda la noche poniéndonos definiciones de lo que nunca existió.
¿Por qué será que los amores que no quieren ser duelen más que los que alguna vez fueron?

—Paola E. Haiat

Tu voz atrapada en mi cabeza diciendo las incoherencias que siempre esperé escuchar de tus labios, quiero que en una de esas me digas que lo nuestro no se ha terminado.
Y cantas que nuestra historia terminó. Y yo grito en mi habitación que el amor no se termina aunque las historias sí. Te escribo en todos los tiempos verbales para ver si en pretérito perfecto compuesto todavía somos posibles. Porque el pasado está tan atrás que me pregunto si a veces todavía despiertas alarmado en medio de la noche porque no estoy ahí. ¿Y si acabáramos de suceder hace unos días como llevo años sintiendo que es?
Extraño sentirme hermosa mientras no dejas de decirme que eres afortunado de tenerme sentado a tu lado en el copiloto del auto.
Quiero verme a través de tus ojos. No me prives de esas pupilas donde el mundo es un caleidoscopio y tengo la oportunidad de ser una princesa de cuentos en lugar de la protagonista de una pesadilla encarnada.

—Paola E. Haiat 

Quería ser inalcanzable para ti. No quería pasar tiempo contigo porque eso significaría crear recuerdos y que, más tarde, me convirtieras en un fantasma. Quería ser una fantasía antes que un dejo, una cicatriz, un halo difuminado que se quedó atrás.
Quería ser para siempre la posibilidad que creías algún día tener.

—Paola E. Haiat /


No parabas de decirme que lo sentías, pero que no había mucho que hacer por corazones como el mío que de por sí ya están rotos antes de tocarlos. No te lamentabas por otra cosa que no fuera la tristeza que alimentaba mi alma y las cosas que no podía darte aunque creías necesarias.
Te cansó que estuviera pintada con pinturas pastel, no podías pasar tus dedos sobre mi piel porque temías mancharte. Así somos los que nos afanamos en amar, no sabemos no dejar marcas.
Y te alejaste hasta el punto en que mis gritos y lamentos no te alcanzaron.
[...]
Siempre es tarde para el amor que no supo sentirse a tiempo.

—Paola E. Haiat 
 


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